26/4/06

Rachmaninov, Obras Completas III: La Isla de los Muertos



En esta ocasión recurro al Rachmaninov de los poemas sinfónicos para traer una de sus obras maestras: La Isla de los Muertos, Op. 27.

Basándose en una de las pinturas más conocidas de Arnold Böcklin (1827-1901), Rachmaninov compuso esta partitura de sensibilidad ultrarromántica – Liszt y Chaikovski están ahí - pero cuyas sonoridades que deben algo al impresionismo francés. Es, posiblemente, su mejor partitura orquestal: libre del temor a la gran forma, la fantasía de Rachmaninov vuela con más naturalidad que en las Sinfonías.

La Isla de los Muertos es particular en el sentido de que no fue inspirada directamente por obra literaria alguna, sino por una pintura. El cuadro de Böcklin recurre al mito clásico de Caronte, el barquero que transportaba las almas a través de Laguna Estigia hasta el Reino de Hades. Y sin duda es la inexorable cadencia de remo de Caronte el motivo con el que arranca la obra, y que volverá con una potencia descomunal tras un hermoso pasaje donde el alma en tránsito recuerda la felicidad vivida. A partir de ahí se establece una sugerente atmósfera donde el difunto parece experimentar por última vez las emociones de los vivos (amor, miedo, duda) hasta llegar al gran clímax final, donde resuena ominosamente, cómo no, el canto llano del Dies Irae de la Misa de Difuntos medieval, una de las grandes obsesiones de Rachmaninov.

La versión presentada, excelente, es la de Lorin Maazel con la Filarmónica de Berlín, quienes nos sirven una sonoridad suntuosa.

Disfrutadlo.

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17/4/06

Rachmaninov, Obras Completas II:Las Campanas

Las campanas, como el canto llano del Dies Irae, fueron una de las imágenes musicales recurrentes en el pensamiento musical de Rachmaninov. Campanas, sin duda, resuenan a lo lejos en muchas de sus grandes codas sinfónicas, siendo la Segunda Sinfonía el ejemplo más clamoroso.
Y son las campanas, como imagen poética elegida por Edgar Allan Poe para describir las estaciones de la vida, quienes protagonizan esta partitura para orquesta, coro y solistas. Rachmaninov puso en música el poema en una traducción al ruso.
Comienza con la ligereza de las campanas de plata de la niñez, y acaba en el lamento y queja de las campanas de hierro de la muerte.

Disfrutadlo.

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http://www.megaupload.com/es/?d=5UOMDATF A 25 de abril


Aprovecho para recordar la coleccción completa que está disposición del público de la Barra Libre.

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El siguiente link contiene una breve reseña sobre Las Campanas.

http://www.iclassics.com/featureArticle?contentId=252

12/4/06

Luciano Pavarotti: el comienzo del Fenómeno


La presente grabación privada nos presenta a Luciano Pavarotti cantando Tonio en el MET. Corría el mes de febrero del año 1972.
Pavarotti, ni mucho menos un jovencito, ya había conseguido grandes éxitos en La Scala o el Covent Garden. Tenía varios discos grabados desde su modesto debut en el medio con Beatrice di Tenda (1): el propio Tonio en La Fille de Régiment, Nemorino en L’elisir d’Amore, L’Amico Fritz, Un Ballo in Maschera, Rigoletto, Lucia di Lammermoor, Réquiem de Verdi (con Karajan y Solti), varios recitales y aquel mismo año La Bohéme y Turandot, en todos los casos, menos Fritz, para la Decca. Sin embargo, no era una estrella, ni mucho menos una celebridad. Incluso en un libro tan complaciente como la biografía que escribió su exmujer, se cita hasta qué punto preocupaba aquello al cantante: “Le faltaba conseguir el éxito en el MET; un éxito de los que hicieran época” y “Hasta entonces, nunca estuvo seguro de si le aplaudían por aparecer junto a grandes cantantes o por sus propios méritos” Había debutado en 1961.

Y tuvo que ser en un papel “menor”, ni mucho menos uno de los mejores escritos por Donizetti, donde Pavarotti consiguiera ese éxito soñado, aquél que le permitió alcanzar – por fin - el estatus de di Stefano, Corelli o Bergonzi. A partir de ahí, surgió el fenómeno Pavarotti, con todas sus contradicciones: portadas en Newsweek y Time, nuevos repertorios, ventas de discos millonarias, la máquina del “show business”, sí, pero también una de las voces que más público han atraído a la ópera.

Con esta grabación, una joya que agradezco me hayan proporcionado, pretendo iniciar aquí una serie dedicada a Luciano Pavarotti. Se intentará estudiar su carrera, su voz y sus mejores grabaciones, tanto oficiales como “piratas”.

Escuchamos la famosa cabaletta de los 9 does de pecho con la que Pavarotti conquistó el MET y no podemos más que asombrarnos. En un momento de voz exultante, con toda la simpatía, la extroversión y la calidez del mejor Pavarotti, canta“Pour mon âme” con la misma precisión, arrojo y facilidad que en su grabación de estudio, como si realmente las dificultades de la pieza no existieran. Para 1972, la voz de Pavarotti era la de un tenor lírico pleno, con una extensión que cubría el do#4 y aun el re natural, y había ensanchado con respecto a sus comienzos. Lo que añade mérito a la ejecución de una pieza que normalmente se había confiado a tenores contraltinos, más ligeros, que acometían los sobreagudos en voz mixta. Para muchos, es un error estilístico y un anacronismo emitir esos does a plena voz. Ante la anchura, el esmalte, squillo, calidez y belleza de ese “Militaire” con que concluye Pavarotti, podemos decir que si “non è vero, è ben trovato”. Absolutamente fabuloso.

Que lo disfrutéis.

(1): Tras revisar fechas, resulta que su debut discográfico se produjo en 1964, con un LP Decca que llevaba las arias de Cavaradossi y el Duque de Mantua. La Beatrice es de 1966. Mi discoteca está en Madrid y escribo mucho de memoria, así que agradeceré correcciones y comentarios.

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11/4/06

Un repaso a una representación histórica de Otello


Otello
MET, 1938
Otello- Giovanni Martinelli
Desdemona- Elizabeth Rethberg
Iago- Lawrence Tibbett
Dirige Ettore Panizza


Siguiendo los consejos de un gran conocedor de las grabaciones del primer tercio de S XX, que me aseguró que la restauración de la grabación era óptima, he adquirido esta edición de Naxos. El sonido procede de una retransmisión radiofónica de una función del MET, en 1938.

Vaya por delante que el trabajo de Ward Marston es excelente, teniendo en cuenta las fuentes con las que contó. Las dinámicas de la grabación son excepcionales.

Martinelli, llamado por muchos el Príncipe de los tenores, desarrolló una carrera amplísima en el MET, más de 25 años, empezando con papeles líricos y heredando al fin los papeles más dramáticos de Caruso, cuyo repertorio puede decirse que se repartió con Gigli.

De alguna forma, acometer Otello para Martinelli fue su forma de dar por finalizada su carrera, más que una ambición enciclopédica que llevó a otros tenores posteriores a cantar el imposible papel: pensemos en los fiascos de Bergonzi y di Stefano, o el digno pero imposible intento de Pavarotti.

Había algo de estridente en la emisión de Martinelli, y después de una larga carrera haciendo los papeles más pesados, su voz ya acusaba cierto desgaste, notándose sonidos fijos y planos. Sin embargo, encontramos aún una voz importante de spinto, de tonos sombríos en la zona grave y bastante clara en la alta, donde las sonoridades son fulminantes y dotadas de squillo. El intérprete, dado a los arrebatos veristas, sin embargo respeta muchas de las interminables indicaciones de la partitura, acercándose a una expresión íntima en el gran dúo del Acto I, con una voz más flexible de lo que Mario del Monaco nos acostumbró a escuchar: no hay cañonazos en las bellísimas frases "E tu m'amavi per le mie sventure / ed io t'amavo per la tua pieta", lo cual es elogiable. Como casi todos, no se arriesga a terminar el dúo apianando la serie de Lab3, que salen limpios y brillantes. En el debe, con el artista en frío, un “Esultate” forzado, donde nos hurta el si natural3.

Es muy de agradecer que en el Acto II, donde tantos tienden a mostrar un Otello ya ofuscado desde el principio, reserve las grandes demostraciones para cuando se requieren. Se muestra diplomático, ésa es la palabra, en su conversación con Iago, poco a poco crispándose (el temible ascenso al si natural de “Amore e gelosia vadan dispersi insieme”, bien resuelto), e impresiona en sus difíciles frases del conjunto con Desdémona. A partir de ahí hay un cambio más notable y aparece el hombre loco de celos. Muy bien respetado el comienzo de “Ora por siempre”, ligando el la natural anterior. Es una página temible, que exige un control de la respiración absoluto que Martinelli, con más de 50 años, supera como pocos, luciéndose en las últimas frases, que culminan con un sib3 sostenido a placer. En el posterior intercambio con Iago, escuchamos a un hombre aterrorizado cuya única salida para superar su miedo es la violencia. Los “Sangue!” suenan demasiado veristas, pero impactan. La necesaria bravura está presente también en “Sì, pel ciel”, (1) con los sib3 campaneando en lo alto y el attacco da sotto prescrito por Verdi al la natural (“Dio vendicator!”) Posiblemente, el nivel alcanzado en este dúo, sea el momento vocal culminante de la presente grabación: sólo del Monaco y Warren harán algo parecido.

En el Acto III, de nuevo Martinelli hace gala de inteligencia en el fraseo del dúo, sucediéndose cortesía, furia e ironía. Lástima la carcajada que suelta tras las protestas de Desdémona. Disculpable, ante tal variedad en la expresión, el truco en el pasaje que culmina en do4. Está contenido en “Dio, mi potevi”, sin ninguno de esos chillidos o sollozos con que salpica Domingo esta página definitiva. Con un fraseo sobrio pero intenso, resaltando la palabra “angosce” y manteniéndose en el canto piano (casi nadie respeta el pppp de Verdi). Con algún problema en la gran frase “L’anima acqueta”, donde no apiana, sin embargo la construcción del ascenso al Sib3 es magistral, y de nuevo sostiene esta nota contra el fortissimo orquestal para delirio del público. A estas alturas, el retrato del hombre destruido y exasperado está casi completo. Hay que hacer notar que en ningún momento Martinelli quiere transmitir la impresión de que Otello sea una bestia, contrariamente a lo que un sucedáneo actual como Cura ha declarado. Su interpretación de un mercenario que además es delegado del Dux en Chipre es creíble, no hay nada altisonante o vulgar. Escuchamos a alguien habituado a tratar con los nobles de la Serenissima. Esto se ve en su “Messeri! Il Doge mi richiama”, donde poco a poco el Gobernador de Chipre se derrumba, dejándose escuchar el hombre que lo ha perdido todo.

Y es así como aparece Otello en el Acto IV, tras ese terrorífico preludio en la cuerda grave. Martinelli se aleja de toda demagogia cuando anuncia a Desdémona su intención de matarla: suena frío como un verdugo. En “Niun mi tema” canta (sí, canta) con solemnidad, y quizá se eche de menos mayor interiorización, aunque el alejamiento de cualquier gesto vociferante nos permite darnos cuenta de que Otello ha vuelto al estado de ánimo del comienzo de la acción: un hombre enamorado. Lo cual forma parte de la grandeza de la ópera. Justo cuando mata a Desdémona, Otello vuelve a amarla con esa intensidad insoportable que le subyugó en el Acto I. Los sollozos no escritos no son molestos y se pueden aceptar en el contexto de una representación en vivo. Lo importante es que transmite, apoyado en una emisión clara y flexible, lo mismo que cuando cantaba en el primer acto: “Venga la morte! E mi colga nell’estasi di quest’amplesso il momento supremo” El retrato, ya, está completo.


En cuanto al resto del reparto, destaca Lawrence Tibbett, una de las más gloriosas voces de barítono del siglo XX. El Yago de Tibbett no le va a la zaga a Martinelli en cuanto a intención, rotundidad vocal y musicalidad. Impresiona el poderío de la voz, timbrada, amplia y homogénea. Pero también la maestría para aligerarla y buscar sonoridades muelles, sin dejar de proyectarla correctamente. En este sentido, pocos se habrán acercado a su racconto “Era la notte”, donde los piani, el fiato y el control de sus medios se ponen al servicio de una expresión insinuante y sutil. Es inolvidable como el barítono muestra las múltiples caras del maquiaveliano personaje: correcto y gentil en público, todo un caballero; servil pero intrigante con Otello, casi siempre con tonos suaves; agresivo cuando entona su Credo, y también en la escena del juramento, donde iguala la bravura de Martinelli. El fraseo tiene momentos memorables: “Temete, signor, la gelosia”, “Lo vidi in man de Cassio”, entre otros. Como excepcional es el estilo genuinamente verdiano, hoy ya perdido.

(1) Para ser solidarios con la causa de Naxos, que sólo por 12 miserables eurillos edita este Otello fabuloso, no pongo en la red más que este fragmento. Espero que lo disfrutéis.
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Cont.-

5/4/06

Recital de Inva Mula en Málaga (04/04/06)

Es la de Inva Mula una voz de soprano lírica de gran calidad. Con una extensión amplia, que le ha permitido cantar Gilda, destaca el bello timbre, cálido, luminoso, muy en la línea de Freni, que mantiene su homogeneidad y redondez en toda la gama, y aun en los pianissimi, canónicos, que acarician el oído como una cinta de seda. El volumen, en una sala pequeña como el Teatro Cervantes, es más que suficiente y está muy correctamente proyectado, de manera que se puede apreciar la belleza del centro y de algunos agudos, que llegan a ser penetrantes, punzando los oídos – pero manteniendo su calidad – mientras que los pianissimi son perfectamente audibles.

En el concierto de ayer en Málaga, mostró dos caras como artista: en la primera, sosa, sin gracia, reservona. La verdad: olvidable dentro de la corrección vocal. No se puede ir por la vida así: tres canciones de Rossini y otras tres de Bellini pasables, el “O quante volte” de Capuleti estilo ensayo (sin esa pátina elegíaca imprescindible) y “Una voce poco fa”.

En la segunda, mucho cambió la cosa con un repertorio que parece resultarle más afín: el Aria de la Joyas de Faust, donde sin embargo escamoteó el trino final, y un “Adieu, nôtre petite table” con su recitativo, sentido, melancólico, acariciador. También Edelmiro Arnaltes pareció centrarse, ofreciendo en toda esta parte un acompañamiento idóneo. A continuación, tres canciones de Tosti, donde fue artista, dominando el escenario, dando a esta música deliciosa y decadente una sensualidad y una calidez ideales. En “Pour un baiser” estuvo exquisita, con todas las cualidades vocales apuntadas. Lo mismo puede decirse de la Melodie de Poulenc y Les Filles de Cádiz. Los momentos donde logró la máxima atención del público. Dos propinas hispánicas ("Del cabello más sutil" terminada muy hermosamente) para calentar un poco el ambiente de un concierto rácano, pero del que salí contento. Así están las cosas: medio recital de un nivel alto sirve para hacerme feliz…

Saludos.

3/4/06

Rachmaninov: obras completas

Rachmaninov es uno de los músicos culpables de que me aficionara a la música clásica. Uno de los primeros discos que compré fue el Concierto para Piano nº 2 acompañado de la Rapsodia Paganini, por Ashkenazy y Previn. Todavía lo escucho con emoción y recuerdo las sensaciones al descubrir una música que sabía me iba a acompañar siempre.

Resulta que dispongo de la práctica totalidad de la obra de Rachmaninov llevada al disco, y voy a compartirla con vosotros a razón de una composición por semana, según las peticiones que haya en la Barra Libre, mi correo-e, Weblaopera o Foroclásico.

A continuación, adjunto la lista de obras a vuestra disposición.

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Sin embargo, para abrir la ronda, me permitiréis que elija yo. Y empezamos fuerte con la maravillosa Sonata para cello y Piano Op. 19, que junto a las dos colecciones de Preludios, creo que es la obra maestra de Rachmaninov al margen del repertorio orquestal.

Obra de fuertes raíces clásicas – la forma así lo confirma – e impregnada del melodismo eslavo del autor (que también hace pensar en Chopin), es de unas dimensiones sinfónicas, y por supuesto la escritura pianística tiene un alcance mayor de lo habitual en la música de cámara. Sin embargo, el instrumento de cuerda es quien presenta la mayor parte de las ideas, estando ambos en pie de igualdad.
No puedo dejar de mencionar la inmarcesible belleza del Andante, mágico nocturno donde el canto del violonchelo alcanza una emoción casi insoportable.

Disfrutadlo.

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Enlace permanente, si el diablo no lo remedia: http://www.megaupload.com/es/?d=DZT6BKU9